IMPRESIONISMO.
Tras el Romanticismo, las respuestas a las sugestiones creadas por este movimiento fueron muy variadas. Unos asumen sus postulados de libertad fusionándolos con el despertar de los nacionalismos. Otros, reconociendo las novedades del lenguaje musical, se opusieron totalmente a sus posturas ideológicas: lo impresionistas y modernistas.
En Francia, con el establecimiento de la III República se produce una evolución económica que lleva a la imputación de un sistema capitalista. Surge cierto sentimiento de peligro originado en las crisis que se suceden ininterrumpidamente. Los continuos avances en todos los campos parecen responder al espíritu de crisis, al tiempo que provocan continuos cambios en las modas y en los criterios estéticos.
Con el impresionismo se quiere aprender la verdad de las cosas en su ambiente, reflejando las vibraciones sutiles que la cambiante luminosidad provoca a cada momento en los cuerpos. La supremacía de la luz sobre la materia se advierte en el abandono de las lineas netas y definidas .
Hablar de música impresionista es algo un tanto equivoco ya que el impresionismo es un movimiento pictórico y aplicar esto a la música puede suponer un riesgo de prejuicio. Sí podemos encontrar coincidencias al hablar de la finalidad perseguida por esta estética, al margen de los procedimientos de los que se valen cada rama artistica. La música y la pintura buscan igualmente la plasmación de lo fugaz. Se busca la sensación y la sugestión, la primera mediante combinaciones armónicas insólitas y la segunda a base de un gran cuidado en la instrumentación y en los efectos tímbricos.
La sugestión tímbrica, que constituye uno de los rasgos mas característicos del impresionismo, enlaza la música impresionista con el simbolismo literario. A finales del siglo XIX hubo una serie de músicos que convivieron con pintores impresionistas y poetas simbolistas por ello crearon una música asentada sobre picncipios nuevos, la música impresionista. El más directo antecedente es Gabriel Fauré que influirá tanto en Debussy como en Ravel.
EXPRESIONISMO Y ATONALIDAD LIBRE.
Sacudidos por acontecimiento de importancia mundial y testigos de un vertiginoso desarrollo científico y técnico, los artistas del siglo XX se ven obligados a buscar una forma de plasmar su visión personal de lo que les rodea y que el público pueda comprenderlo. El arte refleja fielmente la situación de cambio y en crisis a través de la rotura de la unidad artística que se conocía en los periodos anteriores. Se abandona el realismo, deja de copiar la naturaleza y comienza a crear realidades propias. Hacia 1911 se fragua en Alemania un nuevo estilo, el expresionismo, volcado hacia la interpretación subjetiva de la realidad, hacia la expresión abstracta del mundo interior del espíritu, prescindiendo de los datos de la realidad objetiva y creando obras de intensas connotaciones musicales.
En la música se fragua una revolución musical que es, por otra parte, completamente coherente debido a la situación a que se había llegado en las nuevas vías para el lenguaje musical con Debussy y otras compositores. Hay muchas tendencias de ruptura, Stravinsky fue uno de los compositores más importantes pero el que destruyó meticulosamente el gran soporte que, por encima de todo, había sostenido la música europea desde hacia tres siglos, el que rompió con la tonalidad fue Schonberg.
El expresionismo artístico aglutinó a un amplio sector de artistas alemanes en torne al grupo “Der blaue Reiter” unidos en la búsqueda de la superación de su propio capacidad expresiva para representar en forma mas absoluta su mundo interior.
Schoeberg renunció a la tonalidad como principio constructivo y poco a poco su obra se va orientando hacia la disolución completa de la relaciones tonales. Más tarde Schonberg abandona el sistema tonal, que con su jerarquia de sonidos había presidido la música europea desde finales del Renacimiento. Durante un tiempo recurrió a escribir música para poemas y depender de los textos para que la formaran y la articularan la música. Hasta que formó el dodecafónico.
Las primeras obras no tonales de Schoenberg se adscriben dentro del llamado “atonalismo libre”.
Podemos destacar piezas como 'Preludio a la siesta de un fauno', de Debussy, o Bolero, de Ravel.
En la primera de ellas el compositor utiliza una libertad formal y puntos de referencia para que el que escucha su música no se pierda. La textura es una melodía acompañada que va a ir moviéndose entre los instrumentos de la orquesta, en los que predomina el viento.
La pieza de Ravel podemos detacar que empieza con percusión, algo completamente nuevo en la época. La percusión realiza un acompañamiento igual en toda la obra, sin variaciones.
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