miércoles, 27 de mayo de 2015

La música en España a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. La generación del 98 y la música. La generación del 27. La música escénica. Ópera y zarzuela.

LA MÚSICA EN ESPAÑA A FINALES DEL XIX Y LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX.
Hasta 1850 nuestra música está en grave decadencia, asfixiada por la influencia italianizante. A partir de esta época  hay una reacción castiza contra lo extranjero:
1. Se pretende la creación de un teatro lírico auténticamente español: Fracasa la ópera española, pero hay enormes aciertos en un género menor en principio, la zarzuela.
2. Se intenta esclarecer nuestro pasado musical, totalmente ignorado: Se escribe la primera historia de la música española y se publican algunas obras de nuestros polifonistas religiosos o profanos.
Pero la sociedad española, que no ha recibido una buena educación musical
desprecia lo que ignora y no facilita un arte nacional. A pesar de que España está de moda en el romanticismo europeo y en sus novelas (Carmen de  Merimee, Carmen de Bizet…), España se incorpora tardíamente al romanticismo europeo; no hay buena música sinfónica. También fueron escasas las manifestaciones en cuanto a instrumentos aislados o música de cámara.

LA GENERACIÓN DEL 98 Y LA MÚSICA.
La generación del 98 supone en España una toma de posición crítica y nacionalista. El hombre que consigue dotar a la música española de un verdadero sentido nacional es el catalán Pedrell, estudioso del canto popular y de nuestro pasado histórico. Infatigable escritor, compositor y polemista, su célebre manifiesto “por nuestra música “, hizo posible la música española de la primera mitad del siglo XX.
Como los hombres de la generación del 98, con él la música española ahondaba en nuestra esencia nacional.Y muy pronto España aparecieron tres compositores muy destacados: Albeniz, Granados y Falla.

LA GENERACIÓN DEL 27.
También llamada generación de la República. Estas denominaciones han sido hechas a posteriori, pues no hubo, en general, conciencia de tal generación.
El tema andaluz, que desde el romanticismo era consustancial con lo español, es prácticamente agotado con Falla y su generación; va a ser abandonado progresivamente a favor de manifestaciones de otras regiones españolas como el País Vasco: Guridi (Amaya, El Caserío). Pero hay cierta preponderancia de lo mediterráneo  en el foco valentino-catalán. Destacan compositores como:
Turina, sevillano, es el único de la generación de Falla que puede resistir cierta comparación, siempre dentro de límites muy locales (La Procesión del Rocío, Canto a Sevilla).
Los Halffter. Ernesto es el continuador de la obra de Falla, dedicó gran parte de su vida a la terminación de la Atlántida. Sus obras más conocidas son el ballet Sonatina y la canción La corza blanca, de impresionante belleza. Rodolfo, su hermano, busca un camino más independiente, que en su exilio mexicano le llega a conducir hasta el atonalismo (Sonatas de El Escorial). Forma parte de una generación, la de la República, que la guerra civil destroza y que aún hoy desconocemos en gran parte, lamentablemente
Rodrigo, valenciano, es el autor favorito de la posguerra. Un neoclasicismo castizo le inspira El Concierto de Aranjuez, para guitarra y orquesta. Autor de conciertos para diversos instrumentos y de deliciosas y decimonónicas canciones.
Ciertos compositores fueron desligándose poco a poco del mero nacionalismo a lo Pedrell y preconizaron una modernización del lenguaje. La guerra civil, el exilio de muchos, la muerte de Falla en el extranjero…significó una ruptura indudable en la evolución de la música española.

LA MÚSICA ESCÉNICA, ÓPERA Y ZARZUELA.
A pesar del intento de creación de un teatro lírico nacional, la ópera española fracasa. Nuestra burguesía obliga a los compositores a escribir óperas en italiano, y sólo permite el cultivo de la zarzuela.
La zarzuela es una especie de teatro ligero, sin grandes pretensiones literarias, y en el cual lo nacionales resuelve mediante la alusión folklórica. La zarzuela grande cae con frecuencia en la estructura de la ópera italiana. Se alternan partes habladas y partes cantadas.

Destacan piezas como El sombrero de tres picos, de Falla; en composición de la orquesta reúne las maderas en grupos de a dos, con flautín y corno inglés, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones y tuba, arpa, celesta, piano, timbales, percusión y cuerdas. Los instrumentos se integrarán poco a poco en la acción.
Otra pieza destacada de este mismo autor es Concerto. En el tercer movimiento el clave plantea el tema principal, con la melodía De los álamos, y se configura mediante cánones, algunos contrapunteos y búsquedas semejantes.

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