El Concilio de Trento insistió particularmente en una idea que venía haciéndose sentir desde tiempo atrás, y es que la alambicada complicación del contrapunto flamenco apenas dejaba entender a los oyentes el texto de lo que se cantaba, centrada como estaba toda la atención del compositor en resolver los problemas técnicos. La reacción del Concilio es admitir solamente aquella música religiosa que sirva, más que para alagar los sentidos, para realzar el significado devoto de los textos que cante, y que las palabras sean claramente percibidas.
Quién lleva esto a la práctica es el compositor de esta audición, Giovanni Pierluigi Palestrina (1525-1594) Maestro de Capilla de san Pedro de Roma. La 'reforma' palestriniana consiste en sustituir los alardes de complicación a que había llegado la polifonía en manos de la escuela flamenca por una construcción sólida sobria y de contrapunto sencillo, con voces melódicas de gran elegancia que cantan sus textos de manera nítida. Sin renunciar al uso de unos recursos técnicos que Palestrina conoce a la perfección y ocasionalmente aplica, su tono sereno, de expresividad equilibrada, hacen de Palestrina el más característico representante del Renacimiento musical.
Esta pieza presenta una polifonía menos compleja que la de los franco-flamencos, con partes de textura homofónica, lo que hace que el texto cobre más importancia. El textos es muy silábico aunque tiene algunos adornos, es un texto bíblico, escrito en latín. Es una agrupación de seis voces diferentes tanto masculinas como femeninas, las cuales cantan cosas diferentes pero a la vez (misma letra con distintas notas). Esta pieza es la parte del Credo de la misa, su melodía es compleja y su ritmo lento y binario.
Audio: https://www.youtube.com/watch?v=G7jNAyWhTN8
Palestrina:
Partitura:
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