lunes, 10 de noviembre de 2014

Josquin des Pres: Ave María.

Josquin des Pres (1450-1521) es el autor de esta obra, perteneciente a la segunda generación franco-flamenca. Discípulo de Ockeghem, desde muy joven le encontramos en Italia: Milán, Roma, Módena y Ferrara y también en Cambrai y París. Su fama fue inmensa y su obra tuvo una enorme influencia en la música inmediatamente posterior.

El estilo flamenco, según se practicó en tiempos de Ockeghem, había alcanzado un gran refinamiento, pero era una música algo artificiosa en la que lo importante era poner de manifiesto la sabiduría contrapuntística del autor, que se entregaba gustoso a resolver difíciles problemas especulativos. Pero era una música donde apenas hay emoción humana, falta de todo dramatismo y afectividad, sustituidos estos por el cálculo y el placer de ejercitar una técnica que ya se sabe dominada.

Con Josquin des Pres la música cobra una fuerza expresiva de la que hasta entonces carecía. Josquin, impregnado de espíritu italiano y humanista, supera el espíritu medieval de la música basada en reglas abstractas y deja fluir su inspiración con libertad. Su obra tiene una gran elegancia cantable, pues con él se empieza a prestar atención al texto que se canta y se intenta representar su sentido mediante un simbolismo musical.
La música con Josquin des Pres deja de ser un hábil oficio para convertirse en un arte auténtico.


La textura de Ave María es un contrapunto imitativo y además, en algunas secciones incluye partes polifónicas. Es música vocal, sin ninguna clase de acompañamiento musical, con coros de voces tanto masculinas como femeninas. Las melodías que incluye esta obra son lentas, complicadas de cantar y completamente acorde con la letra. El ritmo es pausado con notas largas, y el compás es binario. La armonía es totalmente consonante, de carácter claramente religioso. 

Grabado en madera de Josquin des Pres:




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