Vivaldi es el mejor representante de la música instrumental
veneciana, siempre más colorista y sensual. Utiliza frecuentemente instrumentos
de viento; pero incluso cuando compone solo para el violín y su familia (como es el caso de esta pieza, Las
cuatro estaciones) lo hace de manera muy viva y refinada. Es un gran músico,
algunos de cuyos conciertos para violín fueron adaptados por Bach para el clave
o el órgano. Esta pieza fue escrita a mediados del siglo XVIII.
Las texturas que utiliza son la melodía acompañada y el bajo continuo; el clave es el instrumento que hace el bajo continuo. El instrumento solista es el violín, pero aparecen más instrumentos en la orquesta todos ellos de la familia de cuerda (violín, violonchelo y contrabajo)
La melodía es sencilla, repetitiva, sin grandes saltos y muy emotiva. El ritmo también es sencillo, con una célula rítmica sencilla. El compás es binario y la armonía tonal. Utiliza la forma musical concierto (los materiales melódicos, rítmicos y armónicos se combinan
en una composición, determinando así la cualidad sonora global de una pieza)
La pieza está dividida en dos movimientos, el primero rápido y el segundo muy lento.