Las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, recopiladas
a finales del siglo XIII y compuestas por un grupo de trovadores que trabajaban
en la corte para él, son la más excelente muestra de la entonces naciente
notación mensural, lo que viene a confirmar que Castilla (y en mayor medida
Aragón) estaban perfectamente al corriente de las novedades artísticas que
surgían al norte de Francia. Las Cantigas son más de cuatrocientas canciones
monódicas que relatan milagros y favores de la Virgen; una de cada diez va
dedicada a alabar a María.
Parece ser la obra más personal del rey y en la que
intervino más directamente; las melodías proceden en parte de modelos
anteriores, litúrgicos y populares, y en parte compuestos por músicos de la
corte. Los cuatro códices conservadores están ricamente ornamentados con
miniaturas de gran valor.
Detalle de una página miniada de las Cantigas de Alfonso X el Sabio, donde se puede ver al rey, acompañado de su corte, y a varios músicos:
Utilizaban la notación cuadrada (cuadrada debido a la forma de la pluma con la que escribían):
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